Capitulo 9

Más vale renunciar antes que sostener

en la mano un vaso lleno

sin derramarlo.

La espada que usamos y afilamos

continuamente

no conservará mucho tiempo su hoja.

Una sala llena de oro y jade

nadie la puede guardar.

Quien se enorgullece de sus riquezas

atrae su propia desgracia.

Retirarse de la obra acabada,

del renombre conseguido,

esa es la ley del cielo.